CONVENIO DE OVIEDO: UN HITO EN LA BIOÉTICA Y LOS DERECHOS HUMANOS
- By: Inclusión
En México, la adhesión al Convenio de Oviedo fue solicitada por el Senado al poder Ejecutivo federal en 2015. Esta acción buscaba combatir el tráfico de órganos y establecer una vía legal para los trasplantes, pero aún no se ha concretado.
El 4 de abril de 1997, en la ciudad asturiana de Oviedo, España, 21 países del Consejo de Europa (CEB) suscribieron el Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y la Dignidad del Ser Humano Respecto de las Aplicaciones de la Biología y la Medicina. Conocido también como Convenio sobre Derechos Humanos y Biomedicina, o simplemente Convenio de Oviedo, este acuerdo internacional se propone establecer un fundamento ético para el desarrollo tecnológico en el ámbito biomédico.
El año 1997 fue crucial para la bioética en relación con la dignidad y los derechos humanos. Además del Convenio de Oviedo, se firmó la Convención de la UNESCO sobre el Genoma Humano, esencial para la formulación de leyes sobre biomedicina en Europa. Ambos acuerdos fueron el resultado de casi una década de reuniones, debates, investigaciones y decisiones finales, principalmente por los miembros del Comité Director para Bioética del Consejo de Europa (CBDI). Estos encuentros abordaron problemas de la tecnología biomédica, como la clonación y la comercialización del cuerpo humano y sus componentes.
El Convenio de Oviedo está estructurado en tres secciones: científica, jurídica y ética. La sección científica trata temas como el genoma humano, la investigación científica y la donación y trasplante de órganos. La sección jurídica subraya la importancia del consentimiento informado previo y personal antes de cualquier intervención médica. La sección ética aboga por el bienestar del individuo sobre el de la sociedad y la ciencia, permitiendo la modificación del genoma humano solo por razones preventivas, diagnósticas o terapéuticas.
El Convenio de Oviedo entró en vigor el 1 de diciembre de 1999, después de la aprobación en 1998 de un protocolo adicional que prohíbe la clonación de seres humanos. Desde entonces, se han acordado tres protocolos adicionales: sobre trasplante de órganos y tejidos de origen humano (2002), investigación biomédica (2005) y análisis genéticos con fines médicos (2008).
Uno de los retos significativos del Convenio de Oviedo es su tratamiento de la discapacidad. A pesar de ser pionero en su época, el Convenio necesita actualizarse para alinearse con el modelo social de la discapacidad promovido por la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) de la ONU en 2006. Este nuevo paradigma considera a las personas con discapacidad como sujetos de derechos plenos, no solo beneficiarios de protección y asistencia. La CDPD aboga por la inclusión plena y efectiva de las personas con discapacidad en la sociedad, asegurando su participación en igualdad de condiciones.
El Convenio de Oviedo y sus protocolos adicionales deben revisarse para adaptarse a las nuevas demandas y realidades tecnocientíficas y culturales. Es necesario avanzar hacia un modelo de plena inclusión, donde las personas con discapacidad puedan participar activamente en la toma de decisiones y beneficiarse de los avances científicos.
En conclusión, el Convenio de Oviedo representa un hito en la protección de los derechos humanos en la biomedicina, pero debe evolucionar para seguir siendo relevante y efectivo. La inclusión y el respeto a los derechos de las personas con discapacidad son desafíos fundamentales que deben abordarse con urgencia para evitar que el Convenio se convierta en un instrumento obsoleto y excluyente.
Referencias:
- Convenio de Oviedo cumple veinte años.
- Artículo sobre el Convenio de Oviedo y sus implicaciones éticas y jurídicas